Los trágicos acontecimientos que podemos sufrir siempre acaban dándonos lecciones de vida. Como mantener cerca a las personas que más amamos, quererlas y cuidarlas el mayor tiempo posible, antes de que sea demasiado tarde. Debido a que la vida es corta, no sabemos cuándo podemos perderlos y no volver a verlos nunca más. Si Ashley Murrell lo hubiera sabido, no habría tenido esta discusión con su esposo el día antes de su fallecimiento. Un testimonio transmitido por nuestros colegas del periódico británico The Sun.
La felicidad es estar rodeado de personas que amas y tu familia en torno a una comida familiar o al compartir actividades con alegría y buen humor. Mikey, el esposo de Ashley, tenía ese espíritu familiar y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para hacer felices a su esposa e hijos.
Un esposo cariñoso, dispuesto a sacrificarse por su familia.
A los 36 años, Mikey trabajaba muchas horas para mantener a su familia. Además de su trabajo diario, trabajaba horas extras para poder llevar a su esposa a Praga por su cumpleaños, pero también a sus tres hijos a Disneylandia, algo que les había prometido hacer todos los años.
Para lograrlo, el padre trabajó horas de trabajo hasta quedar exhausto. Trabajaba 16 horas al día, siete días a la semana sin descanso. Su esposa sabía que su ritmo de trabajo lo iba a matar algún día.
Una noche, cuando regresaba a casa del trabajo, Ashley notó que Mikey estaba cansado y extremadamente agotado. Ya no podía soportar verlo en esta condición y comenzó a culparlo. “Estaba exhausto por las horas que pasaba en el trabajo. Estaba tan exhausto que prácticamente se derrumbó y sentí que su salud se estaba deteriorando”, dijo su esposa. Añadió: “Cuando llegó a casa esa noche, estaba tan abatido que no pude soportarlo y me enojé. Le pedí que durmiera en el sofá del salón, lo cual fue una estupidez”.
Ashley no sabía qué esperar a la mañana siguiente cuando fue a despertar a su esposo. Se sorprendió al encontrarlo sin vida en el sofá y sin vida. “Cuando salí de la habitación y lo vi a la mañana siguiente, supe de inmediato que algo andaba mal. Estaba exactamente en la misma posición que el día anterior con el rostro descolorido y gris.
Incapaz de soportar el impacto, corrió calle abajo gritando «Mikey está muerto» y luego se desmayó. Llevada a casa por los vecinos, Ashely no podía aceptar la idea de perder a su marido. Estaba atormentada y consumida por la culpa por dejarlo con palabras duras, intercambiadas el día antes de su muerte cuando estaba enojada. Se arrepiente de haberlo dejado dormir en el sofá y su dolor fue aún más agudo cuando descubrió que Mikey había ahorrado algo de dinero para llevar a su familia de vacaciones, como siempre lo había prometido.
Para rendir homenaje a su esposo durante el funeral, Ashley hizo una declaración: “Besa a tus seres queridos y diles que te preocupas por ellos, hazles saber que los amas porque no siempre estarán allí. Dile buenas noches a la hora de dormir y despídete porque un día, nunca se sabe, les pueden crecer las alas y volar. Vive cada día como si fuera el último y deja atrás los rencores del pasado. Nuestras vidas son demasiado cortas”.
Hay que saber amar y aprender a no alimentar más el resentimiento
Si guarda rencor por dentro, moriremos lentamente. Claro, es humano experimentarlo, pero también lo es perdonar. Cuando sientes amor por una persona la perdonas y abres el camino a la libertad porque no tiene sentido vivir encerrado y aprisionado por el resentimiento. Además, debemos saber disfrutar del momento presente con las personas que amamos porque este momento presente es lo único que existe, ya sea para nosotros mismos o en nuestras relaciones con los demás. Una verdadera relación amorosa siempre debe basarse en el amor y en el aquí y ahora.